Debido a mi desánimo de hacer ese texto aquel día, escribí las 100 palabras siguientes.
Espero que os guste.
Respuesta no recibida.
Y no me respondió. Estaba sentada en clase de Lengua aburrida, cuando el profesor propuso la magnífica idea de redactar un texto narrativo de cien palabras, ni noventa y nueve, ni ciento una, ¡cien! No era el día más indicado para tener que redactar esa composición de palabras, ya que sinceramente ni tenía ganas, ni estaba de ánimos para hacerlo. Estaba frente al cuaderno completamente en blanco, y solo se me ocurría la idea de escribir sobre mi verano, pero la verdad, no estaba en disposición de recordarlo todo. Ya cansada de pensar, le pregunté al profesor sobre qué escribir.
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